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lunes, 16 de noviembre de 2009
VALORES PARA UNA NUEVA ECONOMÍA Por Javier Arrue, Diputado Asamblea Nacional de Venezuela
antes de proponer y analizar nuevos principios, o reglas de juego, que pudieran regir y regular las relaciones entre todos los hombre y mujeres del mundo, con la construcción de un nuevo orden y sistema social, tanto desde el punto de vista político como económico, desentrañemos un sólo principio del actual sistema: el capitalismo, que ya ha alcanzado el nivel de globalización mundial, y al que se aplica el adjetivo de neoliberalismo salvaje, como si existiera la posibilidad de otro neoliberalismo que no lo fuera.
Pretendo analizar una de las reglas de oro de este sistema, tan injusto como absurdo, cual es el principio del “máximo beneficio”, ley implacable que da origen a las aterradoras y crecientes desigualdades socioeconómicas, y que sirve de justificación a los mayores abusos e iniquidades que vive la humanidad. Cuando decimos y propiciamos que cualquier actividad económica, empresarial, financiera o comercial, debe regirse, si quiere ser exitosa, por el principio del “máximo beneficio”, estamos aceptando implícitamente, desde todas sus vertientes y puntos de vista -ético, social, económico, político-, que, todo aquel que busca el máximo beneficio, tiene la libertad absoluta de usar cualquier medio para alcanzar sus objetivos, pues el término máximo no admite matices, como serían: mucho, bastante, más o menos, muchísimo, suficiente, etc.
Cuando las metas u objetivos se expresan bajo la perspectiva, o en términos, de lo máximo, su logro solamente tiene dos opciones: o es máximo (SÍ), o no lo es (NO); no hay términos medios, como en el embarazo, que no admite el casi o bastante, sino, si la mujer está, o no está, embarazada. Máximo es lo más posible, porque, de otra manera, no sería máximo, sino cualquier otra apreciación cuantitativa. Esta es otra característica del principio de máximo beneficio, el que es exclusivamente cuantitativo, y su lenguaje es el del dinero, ya que se mide en volumen de ventas y cobertura de mercados, en margen de contribución e inventarios, en saldo, capital, activos, circulante y balances positivos, traducido todo en maximizar los ingresos y minimizar los gastos, para que resulte el máximo beneficio.
Si al desarrollo le aplicáramos el máximo beneficio en términos cualitativos, balance social y valores espirituales, no monetarios, tendríamos que utilizar otros indicadores que no aparecen en los libros de contabilidad, como serían: “económicamente rentable y espiritualmente provechoso, ecológicamente sostenible, socialmente justo, democráticamente participativo y culturalmente digno”; entonces dejaría de ser máximo beneficio económico, y sería preciso erradicar el significado perverso de máximo, porque los dos significados, económico y social, son contradictorios, y no pueden convivir cuando los dos están planteados en términos “máximos”.
El máximo beneficio lleva implícitas, y escondidas en sus entrañas, la explotación, la opresión, la exclusión y, como último escalón, si no paramos este tobogán infernal, terminará en la esclavitud, porque es un concepto, o principio, absolutamente individualista. Si el máximo beneficio fuera colectivo, social o humanitario, dejaría de ser máximo para mí, y se relativizaría en función del beneficio del otro, dejando de ser máximo. El máximo beneficio hace que las relaciones con el otro se conviertan en permanente confrontación, porque, al ser máximo para mí, también es máximo para ti, y, por lo tanto, quien venza de los dos, buscará hacerse dueño de lo máximo, no importa que lo máximo sea todo, mejor así, y el otro se quedará sin nada.
El máximo beneficio es la regla esencial del juego económico de este sistema, y la que también condiciona y rige las relaciones humanas, a pesar de que nos repugna cuando lo asociamos a las relaciones familiares. Tan es así que, si privara este principio entre las paredes de nuestro hogar, la familia se iría pa´l carajo, o ¿ya se fue, como muchos piensan? Y así como lo vemos absurdo y contra natura al aplicarlo al ámbito familiar, ¿por qué no verlo al hacerlo con los demás seres humanos, que son también “nuestra familia” cuando no se usa ese término en sentido restrictivo? Estamos claros que con nuestros hijos no podemos relacionarnos bajo el imperio de la regla del máximo beneficio, pero, ¿y con sus amigos y novias?; ¿nos atreveremos a decirles a nuestros posibles futuros yernos o nueras que con ellos no rige la regla de oro del máximo beneficio, porque, de alguna manera, ya pertenecen a nuestra familia, pero que con las familias de ellos, como “no son la mía”, con aquellos, sí, las relaciones se establecerán bajo las condiciones que pauta el máximo beneficio? Es preciso aclararles a nuestros hijos que con ellos no va, no rige, el principio de “máximo beneficio”, pero que con los demás, sí. De esta manera, sin quererlo, hemos logrado introducir y reforzar en nuestra propia familia, como valor, la ley del máximo beneficio, porque para el resto de las familias del mundo, nuestros hijos caerán y serán tratados, por no pertenecer a ellas, dentro del implacable principio del máximo beneficio.
Y con este caldo de cultivo que no se da ni entre los chacales, como lo es esta ley del más fuerte, o del más astuto o inteligente, o del más inmoral, pues vale todo, y que logrará siempre el mayor beneficio, ¿qué otros valores podremos compartir con la gente, con los vecinos, o cualquier habitante de este mundo en general?; ¿podremos hablar del mandamiento divino de amor al prójimo e, incluso, al enemigo?; ¿cuál de las obras de misericordia calzará en este puzzle contradictorio, sin que salte la chispa de la inconsecuencia? Por la ley del máximo beneficio te puedo quitar todo, y luego, al ratito, por obra y gracia de la ley de Dios y su mandamiento del amor, te doy una parte, la que mi capacidad de caridad me dicte, en forma de limosna.
Y aquí puede encontrarse la verdadera causa, la esencia, de la actual disolución familiar..., porque ¿qué valor, principio moral o ético, puede levantarse y transmitirse a nuestros hijos si tenemos que vivir bajo el imperio del máximo beneficio, no importa que conlleve a la muerte por hambre a millones de niños de todo el mundo y a la exclusión de otros cientos de millones, a la perversión y manipulación de sociedades enteras por medio de los medios de comunicación que crean necesidades para aumentar las ganancias, a la video pornografía que alcanzó su máximo beneficio con la venta, en calles norteamericanas, de las violaciones en vivo, y asesinatos posteriores, de muchas mujeres que sufrieron las atrocidades cometidas en Bosnia y otros lugares de Europa, una vez liberadas del telón de acero?
Con este presupuesto es que se deben analizar todas las búsquedas, muchas veces honradas, otras, no tanto, actualmente en vigencia, como: la “tercera vía”, el capitalismo humanitario o solidario, o del emblemático grito “otro mundo es posible”, del Foro Social Mundial de Porto Alegre, que propugna una nueva economía social: El Socialismo del Siglo XXI.
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ALI
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MANIFIESTO
ME NIEGO A VOLVER AL PASADO
ME NIEGO VOLVER A UN PAÍS DONDE EXISTÍA UN 41% DE POBREZA EXTREMA
ME NIEGO VOLVER A UN PAIS DONDE EXISTIAN 19% DE ANALFABETISMO TOTAL
ME NIEGO VOLVER A UN PAÍS DONDE SU SISTEMA DE SALUD ERA LA MAS PAUPÉRRIMA
ME NIEGO A VOLVER A UN PAÍS DONDE SU SISTEMA DE EDUCACION ERA SOLO PARA UN GRUPO DE PRIVILIGIADOS
ME NIEGO DE VOLVER A UN PAÍS DONDE SU SOLIDARIDAD ALIMENTARIA ERA PRECARIA
ME NIEGO DE VOLVER A UN PAÍS DONDE LA ECONOMÍA ERA CONTROLADA POR FILIBUSTEROS
ME NIEGO DE VOLVER A UN PAÍS DONDE NO EXISTÍA LIBERTAD DE EXPRESIÓN
ME NIEGO DE VOLVER A UN PAÍS DONDE LA INSEGURIDAD ERA LA MAS ELEVADA DE AMÉRICA
ME NIEGO DE VOLVER A UN PAÍS DONDE SUS PRESIDENTES SOLO OBEDECÍAN ORDENES DE POTENCIAS EXTRANJERAS
ME NIEGO DE VOLVER A UN PAÍS DONDE SU PUEBLO NO ERA TOMADO EN CUENTA
ME NIEGO DE VOLVER A UN PAÍS DONDE SU IDENTIDAD SE ESTABA PERDIENDO
ME NIEGO DE VOLVER A UN PAÍS SIN PRECEPTOS CULTURALES SIN VALORES
ME NIEGO DE VOLVER A UN PAÍS DONDE UN MISERABLE MANDO A MATAR A UN PUEBLO SOLO POR QUE PEDÍAN VIVIR MEJOR.¡
POR ESTAS Y POR MUCHAS COSAS MAS ME NIEGO ME RESISTO VOLVER AL PASADO
ME NIEGO A VOLVER AL PASADO
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POR ESTAS Y POR MUCHAS COSAS MAS ME NIEGO ME RESISTO VOLVER AL PASADO
Gracias por compartirlo compañero. Qué necesario que es.
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