Donde te ubiques te asaltan los imbéciles.
Los imbéciles saben de todo y aturden con sus labias.
Saben, por ejemplo, por qué Gadafi ha asesinado a dos millones de libios, porqué “El Chacal” es un monstruo. Por qué Fidel anda con un bate torturando a los pobres cubanos.
Lo han visto por además por el History Chanel, por el canal National Geographic y BIO.
Y con mucha autoridad te dicen también que Chávez expropió las fincas del Sur del Lago para entregársela a los rusos: lo vieron muy bien documentado por TV España.
Los imbéciles siempre están muy bien informados.
Saben, también, donde están todas las mansiones de Diosdado Cabello, sus fincas, sus yates, sus flotas de camiones y aviones repartidos por el mundo.
Y lo juran por su madrecita que todo eso es cierto.
Viven jurando sin que nadie se los pida.
Los imbéciles saben asociar situaciones muy complicadas y están preocupados por los problemas del mundo. Siempre están temiendo que alguna catástrofe esté en puertas y se los lleve al infierno, a ellos de primero.
Los imbéciles ven mucho Globovisión y cuando se enredan en sus explicaciones dicen que nunca ven televisión.
Un imbécil nunca tiene juicios propios, claro. Sería para ellos una carga muy peligrosa. Así se evitan tener compromisos con nada ni con nadie.
A un imbécil le encanta hablar contigo mientras se hace la cola para pagar en el mercado, algún recibo, cuando estás en los bancos, plazas, terminales y clínicas privadas.
Para ellos todo está mal y Venezuela “sigue horrible”.
OJO: no son malas personas sino sencillamente IMBÉCILES.
Un imbécil siempre está firme para aceptar los principios morales que los gringos han logrado imponer en el planeta.
Un imbécil cree por ejemplo en la “ayuda humanitaria” que los gringos andan entregando desesperadamente a cambio de nada por África, por Asia y el Oriente Medio.
Incluso, existen imbéciles (casi todos profesionales) que dicen que los gringos son unos pillos, pero a la vez sostienen que cuanto hacen por el mundo es bueno y necesario.
Para ellos no existe otra verdad que la esparcen por el mundo los gringos.
Los imbéciles son felices aunque vivan asustados.
En el fondo los imbéciles no tienen problemas porque creen en el Ave María, en los ángeles guardianes, en la lotería.
El imbécil no rehúye jamás ninguna discusión, porque jamás escucha razones del contrario.
El imbécil está alerta para oír rumores, chismes, cuentos, y así ir siempre alimentando su inmenso repertorio de chácharas inagotables.
Son muchos, son millones, contra ellos ni los mismos dioses pueden.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
*HAZ UN COMENTARIO SOBRE ESTE ARTICULO*