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de los lectores de ensartaos.com.ve
Salvador Ramírez Campos.
Es evidente que me refiero a las nalgas mentales, las de carne no clasifican. Al parecer, la cría Maricori, allá en el fondo del climaterio, vislumbró un ejército de bebés armados con misiles y lanzallamas que brotaban de un Simoncito (Pre escolar bolivariano); tal hallazgo la envolvió en un halo de histerismo que la condujo a prodigar rayos amenazantes ante la militarización de nuestros educandos: “Acudiré a la Onu, a la Oea, al Vaticano, a la Otan, al Salón Oral de la Casa Blanca…a todos los Tribunales Internacionales para denunciar este nuevo crimen del Presidente Chávez.” Ya, a través de Pueblo Ensartaos, le advertimos a la intemperante fan del asesino Busch sobre la complejidad del actual acontecer. Decíamos entonces:
¡Qué vaina, Maricori, lo que viene es candanga!
Y no lo enfrentarás vestida en gûolestrí.
Se requiere, Monita, ensanchar bien la manga
y mover el culito como buen colibrí.
Depositó en morral con agujeros nuestro consejo gratuito, y en vez de “ mover el culito como buen colibrí”, devino en una exagerada profesional de la mentira, en una irreverente mitómana, lo que la descalifica permanentemente, al extremo que la voz “mariconada” es ya sinónima de mentira, de coba e ignorancia.
En esto la Maricori deviene en una vulgar mercenaria al servicio de la Ned y de Usaid; en una descarada vende patria, que sacrifica la integridad de ésta por el disfrute de unos cuantos dólares, retribución que el Departamento de Estado destina a los agentes activos de la felonía, entre ellos, a la Maricori; es decir, son nalguitas traidoras y mercenarias. Es una original forma de hacer oposición en Venezuela. Las extremidades prensoras de la Casa Imperial no tienen límites; penetran en cualquier antro; bien en los pulidos ambientes de la plutocracia venezolana donde cazaron a la Maricori; o en alguna destartalada taberna del este caraqueño, desde donde arrastraron a los William Ojeda y a los Álvarez Parr ; o más allá, en los cuchitriles de la ignorarncia y de la ignominia, donde sustrajeron a los Mariquina, Rosales, Montoya. Sin embargo, los demonios del Imperio no lanzan sus redes en cualquier sitio, impensadamente. No. Requieren terreno propicio. Voluntaria disposición, vocación permanente de pedigûeñería; el pedilón o pedilona, pedigüeño o pedigüeña, no escatima ni omite nada: ¡si llega hasta la entrega incondicional de la patria! Son aptitudes y actitudes propias del lumpanato, tanto proletario, pequeño burgués como de la alta burguesía. Se va desde el borrachito Ojeda hasta la Maricori.
No es el patronímico lo que cuenta. Hubo y hay Machado aferrados a la venezolanidad. Aunque casada con español, Dominga Machado se alineó en la causa comandada por Bolívar, tanto que se le abrió juicio el 17 de enero de 1815 y se le embargaron todos sus bienes. Y José Ramón Machado se llamó un esclavo que poetizaba a favor del movimiento patriota y nos dejó canciones como aquélla de “El General Morillo tiene un caballo en que viene a Caracas con sus vasallos.” E insigne luchador por la patria fue el adinerado Gustavo Machado, fundador del PCV. De manera que lo de la Maricori es una desbocada ansiedad de traición a todo lo venezolano.
Caracteres comunes presentan todos estos felones: La ignorancia y la mentira; la última indispensable para tapar la ausencia de conocimiento. Cuando la Maricori, por ejemplo, habla de educación, lo hace exagerando lo que posee en demasía: su analfabetismo funcional. Ignora todo lo relativo al proceso enseñanza-aprendizaje; a la importancia socio-económica de éste; a sus raíces históricas (Simón Rodríguez, Andrés Bello, Cecilio Acosta); a sus proyecciones revolucionarias y al desarrollo actual, omnicomprensivo y anti elitista. Cuando actúan, apegados a los libretos del Departamento de Estado y a su condición de apátridas, son simples robots desestabilizadores. ¡Y pensar que estas carroñas políticas son miembros de la Asamblea Nacional!
Salvador Ramírez Campos
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